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Examen Parcial (Análisis de Casos)

El Cambio Irreversible

El supervisor del Departamento de producción de la planta número 1 de la reconocida fábrica de computadora de la Ciudad de Cartagena, Colombia, José Solórzano, se enteró que su departamento de ensamble iba a ser mecanizado.

Como resultado de ello el número de empleados se reduciría de 120 a 25, aproximadamente. A la mayor parte de los trabajadores desplazados se les daría preferencia para ocupar vacantes en otros departamentos de la Empresa, en consideración, sobre todo, a su antigüedad en ella.

El departamento Administrativo le solicitó que preparara a sus trabajadores para el cambio, para reducir el número de interrupciones, quejas y tiempo perdido en discusiones con los afectados sobre las razones del mismo.

Los trabajadores siempre habían tenido excelentes relaciones con Solórzano y creían que éste los defendería en cualquier situación en que se viera amenazado su trabajo.

Los trabajadores sabían que sus trabajos eran los mejor remunerados de la Empresa y que el cambio los perjudicaría. Además, dudaban que sus derechos fueran respetados.

Se pide responder las siguientes preguntas:

• ¿ Cómo debe abordar solórzano el asunto con sus trabajadores?

• ¿qué posición debe adoptar ante la administración

• ¿Debe continuar con su estilo de supervisión claramente
identificado con los trabajadores o debe apegarse rigurosamente a los lineamientos dictados por la administración de la empresa?


" serás juzgado por tus acciones, no por tus intenciones"


La expansión de la Empresa

Carlos Gómez Empezó con la compañía de entregas “Recíbalo Ya” hace cinco años. Inicialmente la compañía proporcionó servicio de entregas comerciales de todos los paquetes en la Ciudad de san Gil (población de 500.000 Habitantes)
Carlos empezó solo, con un empleado y un chofer. En tres años “Recíbalo Ya”crecío al punto de requerir tres empleados y doce chóferes. Entonces Carlos decidió expandirse y proporcionar servicio a todo el Departamento. Él calculó que esto requería el aumento de dos nuevas oficinas, una ubicada en Bucaramanga y la otra en Tunja. Cada oficina constaba de un Administrador un empleado y 2 chóferes. Cada población se encontraba a 200 Kms de San Gil, Carlos se encontraba en posibilidad de visitar c/u por lo menos una vez a la semana y coordinar personalmente las operaciones, además de proporcionar asesoría administrativa general. El sistema de entrega a todo el Dpto tuvo éxito y el primer año reportó una fuerte utilidad.
Al año siguiente Carlos decidió expandirse a dos Dptos vecinos estableció dos oficinas en cada uno. Sin embargo desde el principio las cosas no fueron fáciles en estos Dptos. Las quejas de los clientes se multiplicaron, después de nueve meses Carlos cambio los Administradores de estas cuatro oficinas. Aun así, las cosas no mejoraron. Convencido de que él era el único que podía enderezar el negocio fuera del Dpto, Carlos empezó a visitarlas una cada dos semanas. Este programa requirió que pasara por lo menos la mitad de su tiempo viajando en carretera entre ellas. Después de cuatro meses de esta actividad toda la operación “Recibalo Ya” apareció desorganizada y las utilidades declinaron dramáticamente.

¿QUIÉN ESTÁ MANEJANDO EL DEPARTAMENTO?


Leticia Pomar, supervisora del departamento de aparatos eléctricos pequeños de unos almacenes, llegó a la oficina de Pancho López, gerente de personal de la compañía.

"Pancho", dijo Leticia, "tengo un problema que parece que no puedo resolver y necesito tu ayuda" . "Muy, bien, de qué se trata", contestó el Sr. López. "Tengo un problema con uno de mis vendedores", Leticia comenzó. "Es Jaime García, que ha estado en mi departamento por un poco mas de dos años. Cada vez que doy a mis subordinados una instrucción o directriz, van y consultan con Jaime primero. Jaime es un buen empleado y aunque he estado buscando una razón para correrlo ya hace algún tiempo, pero no he encontrado ninguna razón justificable. Sé que el sindicato no se opondría si me deshiciera de él. A ellos les causa tanto problema como a mí. No sé que poder especial ejerce Jaime sobre esta gente, pero parece que el tiene la autoridad de mi departamento y no yo. Los trabajadores no siempre van con él inmediatamente cuando les pido que hagan algo; pero tarde o temprano se lo informan y él da su aprobación. No tengo ningún caso últimamente en donde él contradiga mis órdenes, o que el trabajo no se lleve a cabo. Así que realmente no tengo razón de hacer caso de todo esto que pasa. Simplemente no sé qué hacer. He tratado de transferir a Jaime a otro departamento, pero nadie tiene un puesto vacante que pueda ocupar y no parece ansioso por dejar mi departamento. Ojalá puedas decirme qué hacer".

ROTACIÓN DE PERSONAL EN EL ALMACEN

Juan Caso, de 30 años de edad, era supervisor de almacén de la Compañía Manufacturera Dubuque. Ha trabajado para la compañía por cinco años; los últimos tres en el Departamento de Compras. Esto le dio familiaridad con la mayoría de los materiales, repuestos y otros artículos manejados por la compañía. Cuando el puesto de supervisor de Almacén quedó vacante, se lo dieron a él. Fue una promoción para él, y estaba ansioso de triunfar en su nuevo puesto.

Juan instauró unos procedimientos nuevos para llevar registros y controles, así como para asegurar el abastecimiento de materiales, y después de un año su departamento parecía sin duda marchar bien. Sin embargo, Juan tenía siete empleados trabajando para él cuando comenzó, y dentro del primer año, cinco de los siete dejaron la compañía y tuvieron que ser remplazados. Los cinco habían estado con la compañía un buen número de años.

Cuando el director de personal llamó la atención sobre este asunto al superintendente de planta, bajo el cual se encontraba la autoridad del almacén, el director de personal sugirió que se llamara a un consultor externo para revisar la operación del almacén, o que el asistente del presidente, que también funcionaba como "corrector de problemas" o "apaga fuegos" debería ver esto.

Después de que pasaron varias semanas, se envió un reporte al gerente de planta de parte del asistente del presidente que estudió la situación del almacén.

Los resultados mostraron que Juan Caso era un hombre muy conocedor y que los nuevos métodos y procedimientos que él originó eran buenos. El reporte mencionaba que el departamento funcionaba generalmente bien, Sin embargo, decía también que la mayor debilidad de Juan parecía estar en las áreas de motivación, dirección, comunicación y liderazgo. Juan parecía ser un joven muy rígido y formal, quien con el deseo de triunfar en su nuevo trabajo, manejaba el departamento con una mano muy firme. Creaba un resentimiento considerable entre sus empleados con su manera de dirigir y algunas veces avergonzaba a sus subordinados tomando medidas disciplinarias en público.

Una vez que recibió el informe, el superintendente de planta meditó sobre qué hacer. Juan ciertamente estaba haciendo un buen trabajo en el aspecto material de su función, pero sus deficiencias en el área de personal eran muy serias como para ignorarse.




EL CONTADOR QUE TRABAJA DURO


Guillermo Gutiérrez, contralor de la compañía Rodillos para Pintura, empezó con la compañía hace 20 años. La firma ha crecido sustancialmente de 10 trabajadores a 150 que tiene actualmente. El señor Gutiérrez empezó como "el departamento de contabilidad de un solo hombre" y ahora tiene ocho empleados en su departamento. Él es un supervisor muy leal y trabajador, que prefiere hacer él mismo tantas cosas como le es posible, en vez de asignar más tareas a sus subordinados.

En los últimos años, sin embargo, varios supervisores se han venido quejando de que el departamento de contabilidad se encuentra más y más "atascado ", fueron aumentando los atrasos en tener cifras al día, y también aumentó el número de errores en los cheques de nómina y en otras áreas de la contabilidad.

El señor Samuel Rodarte, presidente de la firma, sentía que mucho del problema del departamento de contabilidad se centraba en el señor Gutiérrez.

Rodarte alentó ocasionalmente a Gutiérrez a que asignara mayores tareas a sus subordinados y les delegara autoridad. Rodarte también trató de inculcarle la necesidad de nuevos procedimientos, y de que escuchara las ideas nuevas de sus subordinados, pero de alguna manera Gutiérrez no capto la idea y no hizo nada por cambiar. Mientras tanto, las cosas se ponían peor en el departamento de contabilidad, y Rodarte consideraba qué pasos tomar. Se resistía a despedir a Gutiérrez, quien tenía 60 años y era un amigo personal muy cercano.



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La Empresa

Apuntes para el Examen

La Carta a García

La Carta a García

Apología

El pasatiempo literario que va a leer usted, amigo, -Una carta a García-; fue escrito de sobremesa, una tarde, en el corto término de una hora. Pasó esto el 22 de febrero de 1899, aniversario del natalicio de George Washington, y en marzo del mismo año, ya se había publicado en la revista “Philistine”. Fue algo que brotó caliente de mi corazón, y lo escribí tras un día gastado en la pesada faena de excitar a infelices sumidos en los limbos de una inacción criminal a que se tornasen hombres auténticos, radiactivos.
Pero la verdadera idea creadora brotó de labios de mi hijo Bert, cuando en el curso de la conversación entre taza y taza de té, surgió que el héroe verdadero de la guerra de independencia de Cuba había sido Rowan. Sí, dijo mi hijo, porque Rowan fue quien en la hora oportuna, culminante, llevó a cabo el hecho único necesario: llevar el mensaje a García.
La frase me hirió como rayo. Sí exclamé, el muchacho tiene razón: el héroe es siempre aquel que cumple su misión, el que lleva la carta a García. Corrí a mi escritorio y de un tirón, de uno a otro cabo, escribí “Una carta a García”.

Tan poco caso hice de mi escrito, que fue publicado en la revista, sin encabezamiento siquiera.
La edición salió y empezaron a llover pedidos por docena, por cincuenta, por cien ejemplares, de la revista, y cuando THE AMERICAN NEW CO., pidió mil ejemplares, pregunté lleno de asombro a uno de mis ayudantes qué era lo que ese número de la revista levantaba tal polvareda; con asombro oí la respuesta:
Al día siguiente recibí un telegrama de Gerge H. Daniels, del New York Central Railoard, quien decía: Deme el precio de cien mil ejemplares del artículo de Rowan, en forma de folleto, con un aviso en la portada sobre el Empire State Express, y diga cómo puede hacer la entrega.
Contesté dando el precio y avisando que la entrega se la podía hacer en dos años. Disponíamos de tan pocos elementos, que eso de imprimir cien mil ejemplares, nos parecía una empresa temeraria.
El resultado fue que di permiso a Mr. Daniels para reimprimir el artículo por su cuenta. Hízolo en ediciones de a medio millón de folletos. Dos o tres lotes de a quinientos mil ejemplares fueron puestos en circulación y además fue reproducido por cerca de doscientas revistas y periódicos y traducido a todas las lenguas vivas.
En los tiempos en que Mr. Daniels distribuía La Carta a García vino a Estados Unidos el Príncipe Kilakoff, director de los ferrocarriles rusos. Y como dicho príncipe fuese huésped del New York Central, y saliera a una gira por todo el país bajo la dirección personal de Mr. Daniels, conoció el folleto y se interesó por él más, quizá por ser Mr. Daniels quien lo repartía y por la gran cantidad que vio circular, de mano en mano, que por cualquier otra causa.
Lo cierto del caso fue que de vuelta a su país lo hizo traducir al ruso, repartir sendos ejemplares a los empleados de todos los ferrocarriles del imperio. De Rusia pasó a Alemania, a Francia, a España, a Turquía, al Indostán, a la China
Durante la guerra rusa japonesa, cada soldado ruso que iba al frente llevaba un ejemplar de La Carta a García. Al encontrar los japoneses el folleto en poder de todos y cada uno de los prisioneros de guerra, concluyeron que debía ser algo excelente y lo vertieron a su idioma. Por orden de Mikado fue repartido a cada uno de los empleados del gobierno, militares o civiles.
Alrededor de cuarenta millones de ejemplares de La Carta a García han sido impresos, siendo esta la mayor circulación que una obra, en vida de su autor haya logrado en tiempo alguno de la historia, gracias a qué serie de afortunados incidentes.

Una Carta a García

Hubo un hombre cuya actuación en la guerra de Cuba, culmina en los horizontes de mi memoria, como culmina su astro en su perihelio.
Sucedió que cuando hubo estallado la guerra entre España y los Estados Unidos, palpose claro la necesidad de un entendimiento inmediato entre el Presidente de la Unión Americana y el General Calixto García. Pero cómo hacerlo? Hallábase García en esos momentos Dios sabe donde en alguna serranía perdida en el interior de la isla. Y era precisa su colaboración. Pero cómo hacer llegar a sus manos un despacho?
¿Qué hacer?
Alguien dice al Presidente: Conozco a un hombre llamado Rowan. Si alguna persona en el mundo es capaz de dar con García, es él: Rowan.
Cómo el sujeto que lleva por nombre Rowan toma la carta, guárdala en una bolsa que cierra contra su corazón, desembarca a los cuatro días en las costas de Cuba, desaparece en la selva primitiva para reaparecer de nuevo a las tres semanas al otro extremo de la isla cruzando un territorio hostil, y entrega la carta a García, son cosas de las cuales no tengo especial interés en narrar aquí. El punto sobre el cual quiero llamar la atención es este:
“Mckinley da a Rowan una carta para que le lleve a García. Rowan toma la carta y no pregunta: ¿en dónde podré encontrarlo?
¡Por Dios vivo!, que hay aquí un hombre cuya estatua debería ser vaciada en bronces eternos y colocada en cada uno d los colegios del universo. Porque lo que de enseñarse a los jóvenes no es esto o lo de más allá; sino vigorizar, templar su ser íntegro para el deber, enseñarlos a obrar prontamente, a concentrar sus energías a hacer las cosas, “a llevar la carta a García”.
El General García ya no existe. Pero hay muchos García en el mundo. Qué desaliento no habrá sentido todo hombre de empresa, que necesita de la colaboración de muchos, que no se haya quedado alguna vez estupefacto ante la inercia del común de los hombres, ante su abulia, ante su falta de energía para llevar a término la ejecución de un acto. Descuido culpable, trabajo a medio hacer, desgreño, indiferencia, parecen ser la regla general. Y sin embargo no se puede tener éxito, si no se logra por uno u otro medio tener la colaboración completa de los subalternos, a menos que Dios en su bondad, obre un milagro y envíe un ángel iluminador como ayudante.
El lector puede poder a prueba mis palabras: llame a uno de los muchos empleados que trabajan a sus órdenes y dígale: “Consulte usted la Enciclopedia y hágame el favor de sacar un extracto de la vida de Correggio”. Cree usted que su ayudante le dirá: “si señor”, y pondrá manos a la obra?
Pues no lo crea. La lanzará una mirada vaga y le hará una o varias de las siguientes preguntas:
¿Quién era él?. ¿En qué enciclopedia busco eso?. ¿Está usted seguro que esto está entre mis deberes?. ¿No será la vida de Bismark la que usted necesita?. ¿Por qué no ponemos a Carlos a que busque eso?. ¿Necesita usted de ello con urgencia?. ¿Quiere que la traiga el libro para que usted mismo busque lo que necesita?. Diga: ¿para qué quiere saber eso?
Y apuesto diez contra uno a que después de que usted haya respondido íntegramente el anterior cuestionario y haya explicado el modo de verificar la información y para qué la necesita usted, el prodigioso ayudante se retirará y buscará otro empleado para que le ayude a buscar a “García”, y regresará luego a informarle que tal hombre no existió en el mundo.
Puede suceder que yo pierda mi apuesta, pero si la ley de los promedios es cierta, no la perderé. Y si usted es un hombre cuerdo no se tomará el trabajo de explicarle a su ayudante que Correggio se busca en la C. y no en la K: se sonreirá usted y suavemente le dirá: “dejemos eso”, y buscará usted personalmente lo que necesita averiguar.
Y esta incapacidad para la acción independiente, esta estupidez moral, esta atrofia de la voluntad, esta mala gana para remover por sí mismo los obstáculos, es lo que retarda el bienestar colectivo de la sociedad. Y si los hombres no obran para su provecho personal, que harán cuando el beneficio de su esfuerzo sea para todos?
Se palpa la necesidad de un capataz armado de garrote. El temor de ser despedidos el sábado por la tarde, es lo único que retiene a muchos trabajadores en su puesto. Ponga un aviso solicitando un secretario, y de cada diez aspirantes, nueve no saben ni ortografía ni puntuación. Podrían tales gentes llevar la carta a García?
En cierta ocasión me decía el jefe de una gran fábrica: ve usted a ese contador que está allí?
Lo veo, y qué?
Es un gran contabilista; pero si lo envío a la parte alta de la ciudad con cualquier objeto, puede que desempeñe la misión correctamente; pero puede ser también que en su viaje se detenga en cuatro cantinas y al llegar a la calle principal de la ciudad haya olvidado absolutamente a qué iba. Podría confiársele a un tipo semejante la carta para García?
En los últimos tiempos es frecuente oír hablar con simpatía del pobre trabajador víctima de la explotación industrial, del hombre honrado, sin trabajo, que por todas partes busca inútilmente en qué emplearse. Y a todo esto se mezclan palabras duras contra los que están arriba, y nada se dice del jefe de industria que envejece prematuramente luchando en vano por enseñar a ejecutar a otros un trabajo que ni quieren aprender ni les importa; ni de su larga y paciente lucha con colaboradores que no colaboran y que sólo esperan verlo volver la espalda para malgastar tiempo. En todo almacén, en toda fábrica, hay una continua revocación de empleados. El jefe despide a cada instante a individuos incapaces de impulsar su industria, y llaman a otros a ocupar sus puestos. Y esta escogencia cesa en tiempo alguna ni en los buenos ni en los malos. Con la sola diferencia que cuando hay escasez de trabajo la selección se hace mejor, pero en todo tiempo y siempre la incapaz es despedido; “La Ley de la supervivencia de los mejores se impone”. Por interés propio todo patrono conserva a su servicio los más hábiles: aquellos capaces de llevar la carta a García. Conozco a un hombre de facultades verdaderamente brillantes, pero inhábil para manejar sus propios negocios, y absolutamente inútil para gestionar los ajenos, por que lleva siempre consigo la insana sospecha de que sus superiores lo oprime o tratan de oprimirlo. Ni sabe dar órdenes ni sabe recibirlas. Si se enviara con él la carta a García, contestaría muy probablemente: “Llévela usted”. Hoy este hombre vaga en las calles en busca de oficio, mientras el viento silva al pasar por entre las hilachas de su vestido. Nadie que lo conozca se atreve a emplearlo por ser él un sembrador de discordias. No le entra la razón sólo sería sensible al taconazo de una bota número 45 de doble suela.
Comprendo que un hombre tan deformado moralmente merece tanta compasión como si no fuera físicamente; pero al compadecerlo recordemos también a aquellos hombres que luchan por sacar triunfante una empresa, sin que sus horas de trabajo estén limitadas por el pito de la fábrica, y cuyo cabello se torna prematuramente blanco en la lucha tenaz por conservar su puesto a individuos de indiferencia glacial, necios e ingratos que le deben a él el pan que se comen y hogar que los abriga.
Habré exagerado demasiado? Puede ser, pero cuando todo el mundo habla de los trabajadores, así sin distinción ninguna; quiero tener una frase de simpatía para el hombre que logra éxito; para aquel que luchando contra todos los obstáculos, dirige los esfuerzos de los otros, y cuando ha triunfado, sólo tiene por recompensa -si acaso- pan y abrigo. Yo también he trabajado a jornal y me he hecho la comida con mis propias manos; he sido patrono y puedo juzgar por experiencia propia y sé que hay mucho que decir de parte y parte. La pobreza no da excelencia por sí sola; los harapos no son recomendación; no todos los patronos son duros y rapaces, ni todos los pobres son virtuosos.
Mi corazón está con aquellos obreros que trabajan lo mismo cuando el capataz está presente que cuando está ausente. Y el hombre que se hace cargo de una carta para García y la lleva tranquilamente sin hacer preguntas absurdas, y sin la intención perversa de arrojarla en la primera alcantarilla que se encuentre al paso, y sin otro objetivo que conducirla a su destino; a este hombre jamás se le despedirá de su trabajo, ni tendrá jamás que entrar en huelga para obtener un aumento de salario. La civilización es una lucha prolongada en busca de tales individuos. Todo lo que un hombre de esta clase pida lo tendrá; lo necesitan en todas partes, en las ciudades, en los pueblos, en las fábricas; en los almacenes. El mundo los pide a gritos, el mundo está esperando siempre ansioso el advenimiento de hombres capaces de llevar la carta a García.
El mundo confiere sus mejores premios tanto en honores como en dinero a una sola cosa: a la iniciativa.
¿Qué es la iniciativa?
Puedo definirla en pocas palabras: hacer, lo que se debe hacer, bien hecho, sin que lo mande.
A quién hace una cosa sin que nadie se lo ordene, sigue aquel que la hace bien cuando se le ha ordenado una sola vez, es decir; aquellos que saben llevar la carta a García. Estos reciben altos honores, pero su pago no guarda la misma proporción.
Vienen luego aquellos que obran sólo cuando se les ha dado la orden por dos veces; no reciben honores y sólo tienen un pago pequeño.
Se encuentran después los que hacen una cosa bien hecha, pero sólo cuando la necesidad los aguijonea; en vez de honores reciben la indiferencia y se les paga con una miseria. Estos tales emplean la mayor parte de su tiempo refiriendo historias de su mala suerte.
Todavía en una escala inferior están aquellos que no hacen nada bien hecho, aún cuando algún compañero se lo enseñe a hacer y permanezca a su lado para cerciorarse de que lo hacen; estos pierden constantemente sus puestos y reciben como pago el desprecio que se merecen a menos que por suerte tengan un padre rico, y en este caso el destino los acecha en su camino hasta descargarle un recio golpe.
¿A qué clase pertenece usted?
El Director General o Jefe de la Policía de Buenos Aires ha querido dar, según leemos en la prensa de aquella gran metrópoli, una lección educativa a sus subordinados para establecer las condiciones que a su juicio, constituyen el verdadero mérito para lograr un ascenso. Sobre los años de servicio pone las aptitudes; doctrina esta que se ha popularizado por medio del siguiente apotegma: “Aptitud suple antig¸edad”
A fin de establecer lo que se entiende por aptitudes lo que se entiende por aptitudes superiores, el Jefe de la Policía bonaerense ha escrito un diálogo a la manera platónica; lo ha hecho escribir en grandes carteles murales y lo ha mandado fijar en todos los cuarteles de su mando. He aquí un diálogo:
La escena ocurre en una de nuestras grandes casas comerciales. Un empleado pide autorización para presentar una queja al director general.
- ¿Qué hay?
- Señor director, ayer fue nombrado X para ocupar la vacante de Z, y X es 16 años más joven que yo.
El director lo interrumpe: quiere usted averiguar la causa de ese ruido?
El empleado sale a la calle y regresa diciendo:
- Son unos carros
- ¿Qué llevan?
Después de una nueva salida el empleado llega diciendo: unas bolsas.
- ¿Qué contienen las bolsas?
El empleado hace otra viaje a la calle y vuelve diciendo No sé lo que tienen.
- ¿A dónde van?
Cuarta salida y responde: van hacia el este.
El director llama al joven X y le dice:
- ¿Quiero averiguar la causa de ese ruido?
El empleado X sale y regresa cinco minutos después manifestando:
Son cuatro carros cargados con bolsas de azúcar forman parte de las quince toneladas que la Casa A remite a Mendoza. Esta mañana pasaron los mismos carros con igual carga, se dirigen a la estación.
El director, dirigiéndose al empleado antiguo:
¿Ha comprendido usted?

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Dirección empresarial

Dirección empresarial
De Wikipedia, la enciclopedia libre

La definición de dirección, según la Asociación Americana de Dirección, <>


Proceso General de Dirección

1. Definir el problema
2. Formar los objetivos
3. Asignar responsabilidad y delegar autoridad
4. Asignar recursos
5. Diseñar controles (planes de trabajo, horarios, etc.)
6. Monitorear el progreso
7. Resolver problemas durante el camino
8. Valorar el rendimiento
9 Habilidades y Destrezas Direccionales

Habilidades

1. Tecnica - La habilidad para pensar conceptualmente y resolver problemas complejos con consequencias de termino largo y para la organizacion.
2. Humana - La habilidad de trabajar bien con los demas con consequencias a medio termino.
3. Conceptual - La habilidad para aplicar conocimientos expertos a trabajos especiales con precision y con consequencias a corto plazo.

Destrezas< Liderazgo - Habilidad para persuadir a otros a desempeñar trabajos
Objetividad Personal - Habilidad para auto-evaluarse realísticamente
Pensar Analítico - Habilidad para interpretar y explicar diseños dentro información
Comunicación Oral - Habilidad de expresar claramente en presentaciones orales
Comunicación Escrita - Habilidad de expresar claramente en presentaciones escritas
Impacto Personal - Habilidad de crear una buena impresión y engendrar confianza
Resistencia al Estrés - Habilidad de desempeñarse bajo condiciones estresantes
Tolerancia por lo Desconocido - Habilidad desempeñarse bajo condiciones ambiguas
 

Referencias

* Montana, P. & Charnov, B. Management. Barron's. New York. 2008. pg. 2, 7-9

Planeación, metas y objetivos

Planeación, metas y objetivos
Autor: Ing. Carlos Mora Vanegas
Herramientas para emprendedores
02-2007


Toda empresa que pretende desarrollarse y mantenerse en los actuales escenarios económicos requiere contar con una gerencia proactiva, estratega, creativa, capaz de ejercer un liderazgo participativo acorde a los requerimientos del presente. Se requiere saber planificar, establecer metras, objetivos cónsonos con la dinámica comercial que establecen empresas competitivas, exitosas .

En este escrito no adentramos en el alcance e importancia de saber planificar de acuerdo a las metas establecidas.

CONSIDERACIONES, RELEVANCIA

La dinámica comercial de los actuales escenarios presentan constantes cambios que van desde lo tecnológico, financiero además de las actuaciones del Estado, requiriendo que la gerencia de las empresas, especialmente el de las pymes nuestro interés de estudio, establezcan sus planes de acuerdo a los requerimientos que los consumidores del presente exigen.

Se requiere que la gerencia sepa optimizar el aprovechamiento de la materia prima que garantice la producción de aquellos productos demandado, que sean competitivos, además de una verdadera integración de los equipos de trabajos distribuidos en sus distintas unidades administrativas, concretamente es necesario una buena planificación con metas y objetivos bien definidos, aspecto que en nuestro entorno mucha gerencia ha descuidado y se ha identificado más con la improvisación y no ha sabido contraatacar los efectos de algunas variables circundantes que muchas veces se tornan amenazadoras como las que el estado genera a través de sus acciones impositivas, control de cambio, entre otras.

Roger Kaufman (Planning for Organizational success), nos recuerda, que la organización debe demandar de la gerencia aquellas metas que están en armonía con su mundo; los propósitos, los objetivos y las acciones deben ser percibidas por los demás como útiles a la organización y, en última instancia, a la sociedad, no solamente como útiles a sus propios fines. Deberá entonces comparar los resultados que está obteniendo en el presente (en donde uno se encuentra) con los resultados que desea (en donde uno debería encontrarse). La diferencia entre los resultados presente y los resultados deseados- las necesidades- proporciona la información necesaria para cambiar el plan o para establecer objetivos nuevos y útiles.

Justamente, señala Kaufman, cuando usted haya anunciado las necesidades, podrá seleccionar las estrategias y procedimientos necesarios para satisfacerlas.

Si sus objetivos son precisos y correctos, usted será capaz de comprobar, en cualquier momento, cómo se dirige hacia el logro de esos objetivos, con que cuenta, si realmente hay una excelente cultura organizacional.

Se requiere por tanto de un gerente holístico, que le preocupa el que se elabore un buen plan, que sea un gerente comprensivo y algo más, que no solo se preocupa de las entradas, los procesos, los productos y las salidas, sino también es responsable de los resultados finales, el establecimiento de metas que se desean alcanzar. El gerente holístico considera asimismo el impacto y los efectos sociales para asegurarse que la organización es un medio útil para llegar a fines sociales.

Esta es la visión de amplio espectro. Visión que de acuerdo a mi apreciación la hemos perdido aun en nuestra universidad y en otras instituciones, lo que ha originado la crisis que afrontamos y que se requiere de soluciones para evitar consecuencias mayores.

Cuando se estudia el proceso administrativo se hace mucha referencia a que en la etapa de planeación, el primer paso estriba en seleccionar una meta útil y tal como lo señala Kaufman, luego mida su posición inicial con su meta, identifique las actividades y los resultados específicos, las herramientas y todos aquellos métodos requeridos para alcanzar las metas, llevarlos a la acción y revisar las actividades y metas tomando como base los resultados intermedios. El éxito de una organización depende del logro de sus metas y de que sus clientes consideren valiosos sus esfuerzos y salidas.

Kaufman, recalca, que los individuos generalmente establecen sus metas de manera informal. No obstante, las organizaciones dedican el tiempo y esfuerzos necesarios a la especificación de sus metas en un marco formal. Ese marco formal ayuda frecuentemente a la organización a determinar si sus logros apuntalan las metas, o si algunas metas- logros- deben modificarse. Lo cierto, que las metas nos permiten planear, evaluar y revisar nuestras actividades, de tal manera que los resultados obtenidos concuerden con los resultados deseados, es decir, podemos modificar, el plan para hacer compatibles los medios y los fines. Los gerentes de cualquier nivel deben poseer la habilidad de establecer metas operativas útiles, puesto que con las metas se tiende a mejorar la comprensión de las contribuciones que hace cada integrante para alcanzar el éxito general de la organización.

Una meta se nos señala, es un enunciado general acerca del lugar a donde queremos ir; en otros términos, es el propósito acordado y presentado en forma escrita, es un resultado previsto. Las metas no son precisas puesto que enuncian las cosas en términos generales. No nos dicen exactamente dónde estamos y dónde queremos estar en determinado momento. Para lograr esa especificidad, la meta debe convertirse en uno o más objetivo expresados en términos medibles, precisos, rigurosos.

Hay que tomar muy en cuenta que se diferencian en que: los objetivos proporcionan una base más confiable para determinar más tarde y con exactitud como ir de lo que es a lo que debería ser .

Los objetivos son más rigurosos y más precisos que las metas, que tanto las metas como los objetivos enuncian fundamentalmente su propósito.

Tome en consideración que los objetivos tal como se nos comenta, especifican una norma de desempeño observable que permite a todos saber exactamente lo que debe lograrse y los criterios específicos que se usarán para determinar si se alcanzaron los resultados esperados.

Al determinar los objetivos tome en cuenta, que estos enuncian resultados medibles y no procesos o indicadores de cómo hacer algo, enuncian con precisión el resultado específico que se desea alcanzar y proporciona además, los criterios para medir adecuadamente el éxito.

En conclusión, las metas como los objetivos enuncian propósitos y sirven de base para una planeación, una administración y una evaluación exitosa. No lo olvide.